La escalada clásica es una de las modalidades que más me gusta, por su compromiso, su limpieza, por el reto que supone, porque son muchos metros de pared y sobre todo por lo que hay que “cacharrear” todo el material necesario, los trucos, la invención, el buscar un sitio para poner un seguro… es una sensación diferente, cuando buscas una fisura, colocas un empotrador y tiras fuerte para probarlo; y luego superas el paso sabiendo que no debes caerte… es como: UUUHHIIIIIHHHUUUUU!! Y llegas a la reunión, te aseguras, y sientes como te vacías, como va desapareciendo la tensión y queda una flojera de alegría durante un instante, y te dices: “buaa, que pasada, que largo más disfrutón” y cuando llega tu compañero de cordada lo comentáis con entusiasmo.
Ivan y yo antes de escalar. Otoño 2009 |
Abriendo el primer largo |
Donde más he practicado la escalada clásica es en las Hoces de Vegacervera, en León, sobre todo por proximidad, y la vía que más he repetido es La Fisura de Atila. Es una de las más sencillas, asequibles y disfrutonas de todas las hoces, y donde suelo ir con amigos que están iniciándose en el tema. Pero también la he subido por el placer de escalar una tarde tranquilamente, por disfrutar de una pared sin tener que sufrirla.
Abriendo el tercer largo con Juacar detras de mi |
Abriendo la fisura del tercer largo |
Ivan y yo en la reunión del tercer largo |
Este verano ocurrió algo que no me esperaba, conocimos a Atila, el aperturista de la vía en cuestión. Nos lo presentó Pedro en Vegacervera, y nos estuvo contando la historia de su primera ascensión.
Iñigo en la tercera reunión |
Último rapel |
Hace muchos años que salgo al monte, 7 años que escalo, 5 años que trabajo como guía y 2 años que doy clase en la Escuela Castilla de Palencia… pero ¿qué dices cuando te encuentras con un héroe al que no esperabas conocer?
¿Con un escalador que abrió esa vía que tanto te gusta hace más de 30 años? Con los materiales y la técnica de aquel entonces…
Pues te callas, escuchas todo lo que tenga que decirte, aprendes todo lo que puedas aprender, le muestras tu respeto, porque se lo merece, y compartes su historia, emocionándote al contarla porque no se la has oído al amigo de un amigo, se la has oído al protagonista de la historia.
Y os voy a contar esa historia, pero hoy no, mañana.
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